El día de ayer asistí a una charla en mi trabajo sobre la tolerancia-reconocimiento
y respeto de otros (otras personas), y quede impactado por la forma como
impartieron (los expositores) su contenido (la presentación para mí fue excelente).
La organización que estuvo a cargo de la presentación fue Espacio Anna Frank, cual no conocía; hablaron sobre varios
conflictos civiles-militares ocurridos recientemente (y escribo recientes
debido a los años transcurridos, el de mayor data ocurrió durante el periodo de
derrocamiento de Salvador Allende en Chile en 1973). Todos los casos presentados tenían un
denominador común que yo pudiera llamarlo: la no aceptación de otras formas de
ver las cosas, de entender la vida.
Es terrible la cantidad de muertes que han ocurrido a lo
largo de la historia por causa de esto, por supuestamente querer realizar un
bien. Por mejorar la sociedad, la cultura la “raza”, la religión, etc. Se
termina masacrando a cientos y muchas veces a millones de personas.
Estas “limpiezas” atroces comienzan casi siempre de forma
inocente en lugares tan comunes como en un aula de clase. Acciones tales como:
aislar del grupo a un compañero de clase porque es aplicado en sus estudios, o porque
su acento de voz es distinto, por su religión, color de piel, o apariencia física
pudieran desencadenar una serie de eventos o situaciones nefastas para el o los
afectados. Hay situaciones en las que esos muchachos discriminados terminan cambiándose
de plantel o colegio y en muchos casos abandonando los estudios.
Pues por increíble que parezca, estas acciones o situaciones pudieran ser el germen para la creación de un “movimiento” en contra de, por ejemplo las personas que tienen una creencia religiosa a la de la “mayoría” pudiese desencadenar una serie de inconvenientes para él o los afectados que pudiera extrapolarse fuera del aula de clase, primero a los alrededores del colegio y más tarde a otras zonas. Así han comenzado muchos conflictos en nuestra pequeña burbuja (nuestro planeta tierra).
La clave está en respetar a tus semejantes tal como quisiéramos
que nos respeten, ser solidario con tus semejantes, ayudar a los demás y
entender que en la diferencia está la armonía de las cosas. Imagínense un mundo
en el que todos actuáramos y pensáramos de la misma forma, tuviéramos los
mismos rasgos físicos, para usted de contar…para mí sería un mundo muy aburrido.
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